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Relatos

Vero y Rodri… (colaboración en la web Acosta´s Kitchen)

Iba de camino a casa, venía del cumple de mi sobrino Pablo y al final mi hijo David se quedó a dormir en su casa. No me acordaba del toque de queda y cuando salí de su casa era la una de la madrugada. Así que opté ir por los caminos rurales hasta casa para no llamar la atención, ya que suponía que no había ningún control por ahí y no me pararían. Me equivoqué.

Al girar una curva, quedando un par de minutos para llegar a casa, había un coche de policía, me hice la despistada pero me dieron el alto.

  • Joder… — dije dándole un golpe al volante y me puse la mascarilla.

Hicieron que me parara en el pequeño arcén y apagase el vehículo. No me sonaba la cara de ese chico, así que no tenía nada que hacer, esperaba que la multa fuera pequeña, ya que últimamente mi economía no iba bien.

  • Buenas noches señora, ¿Sabe la hora que es? ¿De dónde viene? — dijo mientras me inspeccionaba a mí y miraba dentro del coche.
  • Disculpe señor agente, venía del cumpleaños de mi sobrino y hablando se me ha hecho algo tarde, ruego que me disculpe.
  • Fernando, yo me ocupo — dijo una voz que me sonaba familiar, apareciendo por detrás del agente que me había hecho el alto.

Bien, es Rodrigo el Papá de Erik que va junto con mi hijo al cole (estoy salvada) pensé en ese momento.

  • Buenas noches Vero, se te ha hecho algo tarde, ¿no? — noté su voz bastante chulesca. Me daba a mí que, si salía de aquí sin multa, tendría que pagársela.
  • Hola Rodri, perdona venía de casa de mi hermana que era el cumple de mi sobrino y se me ha hecho tarde.
  • Sal — me abrió la puerta.
  • Rodri, de verdad, no me multes. Venís tu y Erika a casa y os invito a cenar.
  • Baja, alguien me ha dicho que te vio consumir drogas y voy a tener que cachearte — volvió a hacer un gesto para que bajase del coche.
  • ¿En serio? ¿Pero qué haces?— mientras yo se lo preguntaba hizo que me pusiera con las manos en el techo del coche — Rodri, joder no me seas cabrón, como se entere tu mujer. Venga para, por favor. — Intentaba zafarme de él pero me tenía bien agarrada.
  • ¿Mi mujer? Querrás decir mi ex-mujer… Seguimos juntos pero hacemos vida por separado… Ummm y ¿así has ido al cumple? Joder Vero….— decía mientras se agachaba hasta la zona de mi sexo oliéndolo hasta empaparse de él.

No me di cuenta pero me había atado a las barras con una especie de cuerdas, que más adelante supe que eran las bridas que utilizan los policías.

  • ¿Sabes que siempre me has puesto un montón, verdad? Y de esta noche no pasará de que seas mía y creo que no será la última vez…

Mientras decía eso me desató los dos lazos que tenía mi vestido, dejándolo en una de las barras del coche y me arrancó el tanga de un tirón y enseñándomelo me dijo que si chillaba me lo metería en la boca. Miré a ver si nos podía ver alguien, pero tal y como había aparcado y la oscuridad de la carretera era imposible que nos vieran.

Sacó mis pechos del sujetador. Mientras me masajeaba los pechos, me besaba y mordía mi espalda, consiguiendo que me empezase a poner cardíaca, estos meses de sequía que llevaba hacía que me empapase rápido.

Se agachó abriendo y bien mis nalgas para saborear mi sexo y mi culo. De mi boca empezaron a salir pequeños gemidos.

  • Cállate o te tendré que meter el tanga por la boca.

Introdujo un par de dedos y me apretó algo el abdomen. Subió el ritmo cada vez más, no podría durar mucho más, fue aumentando hasta que notó que las paredes de mi vagina se tensaron y exploté con un orgasmo brutal, tanto, que sin haberme pasado en la vida hice un squirting mojando mis piernas y sus pantalones.

  • Fernández, ¿necesitas ayuda? — dijo su compañero.
  • Depende, quédate ahí detrás y si la necesito te llamo.

Oí como se desabrochaba el pantalón, escupió sobre mi culo y metió un dedo. Cuando lo metió vio que se adapta muy bien, introdujo su verga en mi sexo, donde mis pliegues se acoplaron a la perfección.

Mis gemidos fueron creciendo y me dijo que si no cerraba la boca su compañero tendría que cerrármela. Me giré y le miré con picardía.

  • Fernando ven, desátala por favor.

Me desató y me besó mientras no paraba de tocarme las tetas. De mi boca salió un gemido bastante fuerte — ahhh, Rodri como sigas así voy a volver a correrme — al segundo el otro chico me cogió del pelo y me bajó hasta su polla que yacía dura.

Estaba tan cachonda que no podía parar de lamerla y chuparla y moverla al ritmo que me marca éste. Mientras Rodri no paraba de bombearme y azotarme hasta que empezaron a picarme las nalgas.

  • No voy a aguantar más, me corroooo — dije como pude intentando sacármela de la boca.
  • Joder y yo…. Dios, Vero… Joderrrrr — noté como llenaba mi interior de su leche.
  • Ohhh yo también me corro…. Sigue así nena… — la suya salió despedida al fondo de mi garganta donde me lo tragué todo, no dejé que se escapara una gota y por último la volví a lamer para dejársela bien limpita, se dio la vuelta y se marchó.

Rodri me ayudó a vestirme mientras me besaba con mimo.

  • Vero, quiero volver a repetirlo. Pero está vez solos, te quiero solo para mí.

Asentí, me dió un dulce beso, me giré y me subí en mi coche y mientras cerraba, él no me quitaba ojo.

Presentía que está no sería la última vez que me haría suya.

Llegué a casa y tenía un mensaje de él: A las 6:30 estaré en tu casa, prepárate, porque lo de ahora solo ha sido un precalentamiento. Bss.

Continuará…

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