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Diario de Alma

El Diario de… Alma. “Capítulo 4”

Me acongojé, esto lo veía muy heavy para mí, pero dentro de mí había algo que me decía que no diese pasos hacía atrás. Pero mi cabeza decía que me alejase que eso no estaba hecho a mi medida…

Así que empecé a dar pasos hacía atrás, oía como las chicas decían mi nombre pero no pude, no podía, me faltaba el aire, comenzaba a marearme, di media vuelta y salí corriendo. Llegué a casa y no podía más, lloré de rabia e impotencia, lloré por haberme portado como una puta cría. Ahora solo necesita a estar sola y tumbarme con la manta hasta la cabeza y rezar que el lunes llegara pronto.

Pasaron bastantes semanas, se podría decir que un par de meses y Cris no me dijo nada al respecto y yo lo agradecía. Llegaban las vacaciones de semana Santa y tanto ella y como yo estaríamos sin niños durante una semana. La semana santa llegó y nuestra semana de estar sin nuestros hijos se echó encima. Y con ello también una llamada de Cris.

— Hola preciosa mía, que haces este finde? Y como me digas que en casa tocándote las narices, me enfado.

— Hola!, jajaja, pues…. Te iba a decir que tocándome las narices pero para que no te enfades te diré que estaré tocándome el coño… ¿Te vale así?

— Así muuuuuchoooo mejor, esa es mi chica… Bueno… Éstas han quedado para ir al club, te apuntas? Por favor, por favor!!!!

— Joder nena, si aún tengo que estar en la boca de todos y ser el hazmerreír del local. Por dios que vergüenza…
— Venga que esta vez sí que no te dejo sola, te lo prometo… Además hacen la fiesta de Pascua y esta vez solo entra gente con pases VIP, o sea, la creme de la creme.
— Joder… ¿Qué fiesta es esa???

— Yo que sé. Cada año hacen una diferente, se lo curran una barbaridad, venga tía, no jodas… Bueno… el sábado cenamos las chicas juntas y de ahí al club. Yo te llevo algo mío, que tu armario aún está sin renovar y es un poco-bastante mierda…

— ¡No te metas con mi ropa!!! Venga vale, nos vemos el sábado, te dejo que voy a seguir trabajando. Te quiero puti..

Seguí trabajando y de ahí a casa, ahora que los peques estaban con su padre iba a aprovechar a limpiar y ordenar la casa. Llegó el sábado y yo estaba hecha un flan, pero opté por darme un buen baño y quitarme los cuatro pelitos que me habían salido, la verdad es que la depilación láser era el mejor dinero gastado. Salí de la bañera y me embadurné de aceite de pétalos de rosa y aloe. Me encantaba hacerme yo misma la mezcla ya que, este olor era personalizado y muy yo. Cris tocó el timbre y abrí, dejé la puerta abierta, como siempre hacía, y seguí con lo mío. Escuché risas y supe que no venía sola, venía con las otras, vamos que venía con la artillería pesada.

— ¿Dónde está mi bomboncito?

— Aquí en el baño, poniéndome mi mejunje de brujas.

— ¿De brujas, dices? Joder, porque soy hetero porque o sino, te follo, que rica hueles… Aunque cuando estoy jugando sabes que me encantan los coñitos…— dijo Davinia acercándose por detrás hasta acabar hablándome junto a la oreja para irse hasta el sofá.

— Tía me pones nerviosa…

— Bueno venga que no llegamos — empezó a dar palmas Cris para llamar la atención.

— Ese conjunto que llevas lo odio. Toma, ponte este que he visto y lo he comprado, ¿no es tu cumple la semana que viene? Pues ale, ya tienes mi regalo zorrita mía.

— Tía!!!! Pero esto es… muy provocativo, no???

— Póntelo coño y cállate ya.

Me fui hasta mí habitación, me quité el conjunto que llevaba para ponerme ese conjunto que tenía unas tiras de cuero junto con zonas de satén y otros trozos con transparencias. Me miré en el espejo y me dio vergüenza. ¿En serio este cuerpo era mío?. Me veía demasiado sexy, me daba hasta miedo. Salí de mi habitación y éstas solo hacían que silbarme, con lo que me ponía roja a cada segundo.

— Callar ya, coño, que al final no voy a salir de casa así. — ¿Vergüenza? Estás impresionante. ¿Me vas a dedicar un par de minutos a solas? — dijo Davinia mirándome de arriba abajo con desbordantes de lujuria.

— Ahora sí que sí, venga ponte ya el vestido que te he dejado en la cama y corre que aún Davi, te tiene que maquillar mientras yo te aliso esos rizos de loca.

Cuando acabaron, me miré al espejo y no pude reconocerme. Davinia o Davi (que así la llamaba Cris) supo sacarme partido con el maquillaje, ahumándome los ojos, donde se veía una mirada penetrante y unos labios rojos donde daban ganas de comérmelos, ya que parecía un caramelo. La cena estuvo genial y gracias a las copitas de vino, pude desinhibirme, que falta me hacía. Empezamos la cena y yo misma me notaba como si tuviera un palo por el culo de lo tensa que estaba y del ridículo que hice la otra vez en el club. Pero entre el camarero que no paraba de tirarme los trastos, el vino y la forma en la que me comía la oreja Davi, esa mezcla hizo que además de pensar que era una diva, me lo creyera.

Llegamos al club, y noté que hicieron reformas. Fui a entrar entre las chicas y nos hicieron quitarnos el abrigo y el bolso junto con los móviles. Nos dieron unas pulseritas con la taquilla de cada una. Gon se acercó a mí y con una mirada que me derritió me dio un beso en la mano.

— Bienvenida de nuevo Alma… Estás espectacular… y por eso tengo una cosita para ti — guiñándome un ojo que casi se me cae el tanga del gusto.

— ¡Anda! Y para nosotras, ¿nada? — preguntó Cris, cruzándose de brazos.

— Si pesada, pero después de lo de la otra vez, quiero que hoy tenga mejor sabor de boca. Además sabéis que es fiesta de Pascua. Así que tomad, id al aseo y volved. — mientras nos daba unas bolsitas de raso negras, excepto a mí que era dorada. Lo miré como si le hubieran salido tres cabezas de dragón.

— Cielo no me mires así. Y cuando lo tengáis puesto venir para comprobar que funcionan. Llegamos al aseo y las chicas empezaron a sacar huevos vibradores y se los fueron poniendo. Mi cara cada vez era un poema y de un color.

— ¿En serio que hay que ponerse esto??? — lo miré mientras las otras pasaban de mí.

— Mira niña, o te lo pones o te lo pongo yo, pero si te lo pongo yo, no te aseguro que te comeré el coño mientras te lo pongo.— dijo Davinia ya un pelín seria.

— Lleva lubricante — dije guiñándole un ojo.

— Eso es una mierda, donde esté la saliva que se quite todo.

— No, déjame que voy a ver si puedo yo sola. Me metí en el aseo y empecé a ponerme un poco de lubricante, mientras que con la otra mano no paraba de mirarlo. Parecía como si fuera de oro de verdad. No me acordé de poner el pestillo y Davinia abrió la puerta pillándome con las piernas abiertas de par en par e introduciendo el hueco con muy poca práctica. Cerró la puerta tras ella. Me incorporé y ella dijo:

— Tranquila han salido fuera, yo te ayudo y verás que no muerdo, no soy tan mala como aparento.

Lavó el huevo y con una toalla pequeña, bajó hasta mis pliegues y los limpió de lubricante.

— Tranquila si no te gusta cómo te lo pongo dímelo. Pero esto es entre tú y yo. Secreto.

Me metió el huevo en la boca para que lo fuera calentando y a la vez lubricandolo. Ella empezó a lamer suavemente mi sexo.

— Dios que coño más dulce tienes, ¿No?— tras ese comentario fui a cerrar las piernas y no me dejó, e intento tranquilizarme de nuevo.

— Perdón no quería que te enfadaras.

— No me enfado Davi, pero tienes ir entender que todo esto para mí es nuevo.

— Tranquila no te haría daño nunca.

Volvió a lubricarme mi sexo con su lengua y sus dedos… Alternaba besos, caricias, lamidas, mordidas e introducía sus dedos sin hacerme daño. Sus manos sabían donde tocarme, dónde sentir más placer. Nunca había tenido sexo con una chica y lo más raro es que me gustaba. Mis manos se fueron a mis pezones, erguidos y duros por cómo me estaba poniendo Davi. Además de masturbarme mi coño, también metía un dedito por mi culo. Ahí sí que empecé a deshacerme y ella lo notó así que viendo que estaba receptiva no se lo pensó y siguió. Cuando me di cuenta, estaba gimiendo de placer, bajé mi mirada e impactó de lleno con sus ojos, cargados de lujuria y deseo de que me corriese en su boca y así lo hice. Fue dulce y placentero. Al final del orgasmo, sentí como me introducía algo en mi culo. Al levantarme, me dijo que no me lo quitara, que era un regalo pre-cumple. Me dio un casto beso en los labios y me llevó junto con Gon. Él activo algo que hizo que le cogiera la mano más fuerte a Davi. Y apuntó nuestros nombres en la lista.

— Gon, ¿y el mando no nos lo das???

— No. Eso es lo más chulo. Vais a tener a vuestros cazadores con las armas cargadas— decía mientras nos enseñaba dicho mando.

— Joder… verás tú que la voy a volver a liar.

— Hoy no cariño. Porque si no tienes cazador, si me dejas te vuelvo a cazar yo.— dijo en voz baja acercándose a mi oreja, lo que me hizo sonreír tontamente. Mi primera experiencia con una chica, y para ser sincera, me gustó bastante. Entramos y estaba todo súper cambiado. El techo era de cristal y había gente arriba, era como unos lugares VIP. Las paredes y los sillones seguían siendo los mismos; pero ese techo no paraba de llamarme para entrar en esa zona y explorar. Pero primero debería entrar por el pasillo que hizo darme la vuelta y correr…

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